Responsabilidad

Hemos acompañado con profunda tristeza e indignación la tragedia ocurrida con el rompimiento de la represa en Brumadinho el mes pasado. Las pérdidas personales, los sueños destruidos y las terribles consecuencias inmediatas y de largo plazo para familias, amigos y medio ambiente son terribles y difíciles de medir, pero otros costos se presentan de forma inmediata y abrupta, principalmente para Vale y sus ejecutivos y accionistas.


En un primer momento las acciones de la empresa cayeron más del 20%, haciendo que la empresa perdiera decenas de miles de millones de reales en su valor de mercado. Estas pérdidas son el reflejo del castigo inmediato de inversores/inversionistas a los hechos ocurridos, en especial por mostrarse reincidentes tras el terrible accidente de Mariana en 2015. Luego de esta caída monumental hubo una recuperación en el valor de las acciones de la empresa, y ahora se percibe claramente que hay una enorme volatilidad de los activos, con subidas y bajadas abruptas a cada nueva noticia o especulación.

Para mí es doloroso y nada sorprendente que bancos, fondos de inversión e inversores/inversionistas profesionales insistan en especular con una acción cargada de tantos hechos amargos y desesperados. En un mundo más justo y más responsable sería de esperar que la gran mayoría de los inversores/inversionistas no quisieran ensuciar sus manos con un dinero que parece ser ganado a costa del medio ambiente, de vidas de trabajadores y de la destrucción de comunidades enteras de personas inocentes. Claramente esta no es la respuesta que presenciamos ahora!

Transfiero esta misma evaluación para nuestro día a día como consumidores de productos y servicios turísticos: ¿Cuántos de nosotros dejamos de comprar y relacionarse/relacionarnos con empresas que demuestran falta de ética y descuido con el medio ambiente, con las personas o con el bien de la sociedad? ¿Cuál es nuestro nivel de preocupación en recompensar a los negocios «éticos» y castigar con el descuido aquellos que no hacen bien al mundo que vivimos? ¿Cómo investigamos y decidimos nuestra preferencia por hoteles, compañías aéreas y prestadores de servicios terrestres? ¿Cuál es nuestro nivel de conocimiento y soporte de empresas que presentan excelentes prácticas sostenibles?

Responsabilidad

En algún momento seremos cobrados, directa o indirectamente, por estas elecciones que hacemos o que dejamos de ejercer, pero necesitamos entender que el mejor mecanismo de cambio y presión para transformar el mundo pasa por acciones cotidianas dentro de nuestras casas, con la adopción de hábitos responsables y por enseñar el aspecto ético de nuestras elecciones a nuestros hijos. Tan importante como mirar el dolor de la tragedia, entender sus causas y cobrar vehemente para que jamás suceden nuevamente es adoptar esa postura preventiva en nuestras elecciones diarias, sea dentro del supermercado, en la habitación del hotel o en la hora de invertir nuestras economías. Si no actuamos, continuaremos como espectadores y cómplices indirectos de las cosas equivocadas que insisten en castigarnos. ¿No pasó ya  la hora de cambiar eso?